¿Sientes dolor o rigidez en la muñeca al moverla, escribir o entrenar?

¿Notas hormigueos, pérdida de fuerza o molestias que suben hasta el codo?

Las manos y las muñecas son herramientas esenciales: con ellas trabajas, entrenas, cocinas, escribes o sostienes peso.

Están en movimiento constante y, como toda articulación que usamos mucho, pueden sobrecargarse fácilmente.

¿Por qué aparece el dolor de muñeca o de mano?

En la mayoría de los casos, el dolor no se debe a una lesión grave, sino a una sobrecarga, una rigidez o un desequilibrio muscular.

También suele estar relacionado con el codo, ya que los músculos que controlan la muñeca y los dedos nacen en el antebrazo y se insertan cerca del codo.

Las causas más comunes son:

• Sobrecarga o movimientos repetitivos: pasar muchas horas usando el ratón, el teléfono o levantando peso en el gimnasio puede irritar tendones y nervios.
• Tensión o debilidad en el antebrazo: si los músculos del antebrazo están tensos o débiles, la muñeca compensa y aparece el dolor. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la epicondilitis (dolor en la parte externa del codo) o epitrocleitis (parte interna).
• Falta de movilidad o rigidez articular: una muñeca poco móvil o rígida obliga al cuerpo a forzar otros movimientos en el codo o el hombro.

Reposo o movimiento: ¿qué hacer?

El reposo absoluto no es recomendable. La inactividad prolongada aumenta la rigidez y retrasa la recuperación.

La clave está en mover la mano y la muñeca con control, sin dolor y de forma progresiva:

Empieza con movimientos suaves de flexión, extensión y rotación. Añade ejercicios de estiramiento del antebrazo.

Fortalece la musculatura de la mano y del codo poco a poco. El movimiento controlado mejora la circulación, mantiene la fuerza y ayuda a desensibilizar los tejidos.