Si estás sufriendo de dolor, lo primero que necesitas saber es esto:
El movimiento es el mejor tratamiento.
Puede parecer contradictorio —cuando algo duele, el cuerpo pide reposo—, pero la evidencia científica es clara: dejar de moverte retrasa la recuperación, mientras que moverte de forma adecuada la acelera.
¿Por qué el movimiento sana?
A nivel del cerebro
Cuando te mueves, especialmente con gestos variados y sin dolor, enseñas a tu cerebro que el cuerpo ya no está en peligro. Ese aprendizaje reduce la intensidad de la señal dolorosa. Cada movimiento seguro es un mensaje tranquilizador para tu sistema nervioso:
“Puedo moverme sin daño, puedo confiar en mi cuerpo.”
Así, poco a poco, la alarma del dolor se apaga.
A nivel del cuerpo
Tu cuerpo está hecho para adaptarse. Las células que forman tus músculos, huesos, tendones y cartílagos responden a los estímulos mecánicos que reciben. Este proceso se llama mecanotransducción:
- Si te estiras, tus fibras musculares se vuelven más elásticas.
- Si cargas peso, tus huesos se fortalecen.
- Si te mueves con fluidez, tus articulaciones se lubrican y tus tejidos se renuevan.
En resumen, cada movimiento es una oportunidad de regenerar tu cuerpo. Por eso, cuanto más variado, regular y progresivo sea tu movimiento, mejor funcionará tu columna, tus articulaciones y todo tu sistema.
Lo que dice la ciencia
Numerosos estudios han confirmado que, en el caso de la lumbalgia común (el dolor lumbar más frecuente):
- Los programas centrados en recuperar la función —fuerza, movilidad, coordinación— son más eficaces y duraderos que los tratamientos centrados solo en aliviar el dolor (masajes, fármacos o electroterapia).
- El ejercicio físico, según la OMS, es el tratamiento principal para lograr una evolución favorable del dolor lumbar.
- Las terapias pasivas no deben usarse de forma aislada, porque no modifican las causas del problema.
- La participación activa del paciente es esencial: educarse, moverse, progresar.
Y estos son los principios que definen el Método Funcional.
Lo que eso significa para ti
👉 Cada movimiento es una oportunidad de nutrir tus tejidos y mantenerlos funcionales.
👉 Cada respiración oxigena tus células y reduce la tensión.
👉 Cada momento activo mejora tu fuerza, tu densidad ósea y tu energía vital.
Tu recuperación no depende de un tratamiento externo, sino de lo que haces cada día con tu cuerpo.
Cómo aplicarlo con el Método Funcional
El Método Funcional te guía para volver a moverte sin miedo y con sentido. No buscamos movimientos “perfectos”, sino movimientos útiles, que te ayuden a recuperar confianza, estabilidad y fuerza.
A través de ejercicios progresivos, aprenderás a:
- Reeducar tu función, no solo tu dolor.
- Aumentar tu tolerancia al movimiento.
- Preparar tu cuerpo para volver a entrenar sin riesgo.
Nuestro papel no es “curarte”, sino enseñarte cómo hacerlo por ti mismo.
Porque la verdadera sanación ocurre cuando entiendes, te mueves y recuperas tu autonomía.
Muévete. Aprende. Progresa.
Porque en el Método Funcional, tu mejor terapeuta eres tú.